Respecto a la función bucal, tener una correcta posición dental y una adecuada oclusión ofrece numerosas ventajas como: facilitar la higiene, prevenir los problemas de caries y encías o mejorar la articulación encargada de abrir y cerrar la boca.
El tratamiento puede realizarse mediante aparatos fijos o removibles. La función de los mismos es aplicar una fuerza constante sobre el diente o muela, para de ese modo desplazarlo hacía su nueva posición. Básicamente, los aparatos fijos constan de unas piezas metálicas, los brackets, pegados generalmente en la cara externa de los dientes, que sujetan los alambres o arcos. En ocasiones, también pueden colocarse en la cara interna o lingual. En este caso, no se ven ni los brackets ni los arcos. Los aparatos removibles –eficaces sólo en determinados casos– consisten en una placa de resina que se encaja en el paladar y por medio de unos ganchos metálicos se sujeta a los dientes.